viernes, 7 de marzo de 2008

LA ESCLAVA DEL ARZOBISPO

Me llamo Catalina. En este año de 1516 cumpliré 25 años. Soy esclava del Capellán del Muy Exmo. Sr. Arzobispo de Sevilla. Mi anterior dueño, Fernando de Jerez, almojarife o tesorero de Huelva me vendió hace poco. Por mí sé que pujaron grandes señores como los Condes de Cabra y el Marqués de Priego.
El será sin embargo mi cuarto dueño desde que me capturaron, siendo niña, allá en las costas del lejano Brasil. Por mis rasgos y color de piel me llaman “india”. Debo de ser bella porque no me obligan a trabajos duros. Sé bordar y cocinar. He sido madre cuatro veces, pero… ¡ay! ningún hijo ha estado conmigo más de dos años…
No recuerdo cuál era mi verdadero nombre pues el que tengo es castellano o cristiano -dicen- Me lo pusieron después de haberme bautizado. Me dicen también que en estas tierras hay un buen rey, llamado Carlos , que es I de España y V de Alemania...Y también que hay un Dios que cuida de todos nosotros, pero no lo entiendo. En mis escasos años he conocido a mucha gente como yo, abandonada a su desgracia. Este rey y ese dios valen bien poco pues no evita las tropelías que se hacen los hombres, los mismos que predican una cosa y hacen otra....
He pasado algunos años en las lejanas islas que llaman Canarias, habitadas por los guanches. De la isla de Tenerife me trajeron en un barco cargado de gentes naturales de la isla hasta el pueblo de Ayamonte, en la costa de Huelva. Allí estuve encerrada hasta que me vendieron junto con 35 moriscos de Hornachos, allá por Badajoz.
Ellos tuvieron peor suerte pues sé que más de la mitad fueron enviados a trabajar de remeros en las galeras reales del Puerto de Santa María, frente a Cádiz. Muchos sufrían enfermedades como: tisis, bubas, tos, lepra, morbo, viruelas, gota, calenturas, llagas... He visto también como muchos se volvían locos.
Cádiz y Sevilla son, por cierto, dónde más esclavos se venden. Los precios varían mucho: una guanche canaria vale unos 15.000 maravedís, lo mismo que dos negras juntas. Pero un canario vale unos 8.000 mrs., la mitad de un negro musulmán. He visto hasta cambiar una vieja carabela por 10 jóvenes berberiscos.
Me he enterado que algunos logran escapar, pero a los desgraciados que pillan en la ciudad de Sevilla los llevan al Mesón de los Perdidos o del Herrador, pues la recompensa son 2 reales.
Encima, mi dueño y señor dice que soy una esclava afortunada…

de Paco Córdoba