viernes, 7 de marzo de 2008

EL AMIGO DE COLÓN

Tengo que decir que sí, que mi padre conoció al mismísimo Cristóbal Colón. Y lo conoció en Córdoba, en el año de 1485, siete años antes de su primer viaje a las Indias.
Mi padre era natural de la ciudad italiana de Génova, de donde era el Almirante. El y su hermano tenían una botica cerca de la Puerta de Hierro, donde la muralla dividía la ciudad en dos partes: la Axerquía y la Medina. Al mediodía los conocidos formaban una tertulia.
Mi padre y mi tío fueron posiblemente los primeros amigos que tuvo Colón en Córdoba. Y ellos fueron los que le presentaron a Beatriz Enríquez de Arana, una cordobesa huérfana de 16 años que se enamoró perdidamente de Cristóbal, aunque ya pasaba de la treintena. En 1488 tuvieron un hijo: Hernando, que terminó siendo paje del rey. Cristóbal tenía antes ya otro: Diego. Siempre presumió de su amistad con Colón. Sabía de algunas confidencias y secretos de la vida del Almirante. Algo de ello me pudo contar antes de morir.
Lo que me impresionaba era la vida aventurera que había tenido: desde jovencillo admiraba la vida de los hermanos Marco Polo que llegaron hasta la China y volvieron a Italia en 1295 ricos y famosos.
Por eso quiso hacer fortuna y se puso al servicio de mercaderes de lana de su ciudad y gracias a ello conocía casi todo el Mediterráneo. Había llegado por el Atlántico hasta Islandia por el norte y a Guinea por el sur. Mi padre me dijo que incluso había traficado con esclavos... y que su familia, por parte de padre, era judía. Colón –según mi padre- fue un soñador pues se creía elegido por Dios para rescatar el Santo Sepulcro del poder de los turcos.
Allí en la trastienda de la botica conoció al cordobés Pero Tafur, que había regresado de su viaje a Jerusalén y le calentó la cabeza hablándole de las últimas noticias que se tenían sobre China. Creía en las leyendas del Reino del Preste Juan y las Antillas fabulosamente ricas...
Era lo que faltaba. Según mi padre Cristóbal fué, sobretodo, un negociante. Se aprovechó del descubrimiento que el mundo era redondo, en contra de lo predicado por la Iglesia, y que se podría llegar a las Indias y traficar con especias por un camino más corto, yendo hacia el oeste. Estaba segurísimo porque tenía mapas y cálculos antiguos.
La idea se la ofreció al rey Juan II de Portugal, que no le creyó. Y por aquí estuvo durante años dando el tostón a los Reyes Católicos: Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón. Cristóbal iba donde iba la corte. Por eso anduvo unos años por aquí, porque pedía audiencias y suplicaba por una entrevista con sus majestades en el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba. Cierto que Cristóbal pedía le nombraran Virrey de las tierras que descubriera, y Almirante del Mar Océano, y nada menos que....la décima parte de todas las riquezas. Casi nada... Eso era demasiado. Solo le daban excusas. Pero le prometieron que si quedaba dinero después de la conquista del Reino de Granada, algo se haría.
Y algo tuvieron que encontrar los reyes en los archivos de La Alhambra que confirmara que el mundo es redondo para que, de golpe, creer a Colón y su sueño de un nuevo camino por el oeste para llegar a las tierras del Gran Khan, las Indias soñadas...
El caso es que el Reino de Granada se rindió. La ciudad fue conquistada el 2 de enero de 1492 y semanas después contó con dinero. Compró la “Pinta” a un vecino de Palos, la “Niña” a otro de Moguer y a un santanderino residente en el Puerto de Sta. María compró la “Gallega”, que cambió de nombre y la bautizó como la “Santa María”. Pagó anticipos a pilotos, marineros y grumetes...
Y el 3 de agosto salía el amigo de mi padre con sus tres carabelas desde Palos, pueblecito que 40 días antes habían comprado, pícaramente, los reyes por algo más de 16 millones de maravedíes. Y navegaron hacia el este.
El 12 de octubre vieron tierra. El 16 de enero decide regresar. Y el 13 de marzo, remontando el Guadalquivir, volvió a Sevilla. Recibió fama, fortuna y honores... pero olvidó amigos.
Ese fué el amigo de mi padre que, dolido, no volvió a ver nunca más.

de Paco Córdoba